¿Qué será lo nuevo? Me pregunto esto y pienso en esa tendencia que atraviesa toda la literatura, y que atraviesa también tantas otras cosas: ese afán de ser y tener la novedad.
¿Dónde está lo nuevo? Podemos reabrir una vieja discusión de la vanguardia, esa en la que discute cómo no volverse vieja. Ahora también estamos ante el problema de la novedad, del relato novedoso, del poema lo más actual posible, y también nos debatimos entre una serie de palabras que asociamos a lo actual y un sentimiento de actualidad. Si en su momento el debate giraba en torno al ingreso de los nuevos transportes y las nuevas tecnologías en general al interior del texto ahora no estamos tan lejos de eso. La literatura nueva parece ser esa que puede incluir las nuevas joyas de la vida cotidiana. Es moderno un libro que, por ejemplo, permite que uno de sus personajes use Facebook, o que hace que lleve todo el tiempo en su bolsillo un celular. Eso es nuevo.
Del otro lado tenemos otra cuestión, que surge cuando no nos alcanza que se diga "chat", "twitteo","thread" o "sms", y queremos que ese texto suene como un chat, o un tweet, o un mensaje de texto. Queremos que copie su estilo, su estructura, su longitud. Entonces escribimos un montón de tweets juntos y hacemos un poema, o hacemos hablar a dos personajes como si les cobraran por cada vocal. Y eso es nuevo.
Es nuevo, y nadie va a decir lo contrario, así lo nuevo no haga más que repetir la misma estructura de lo viejo, porque los parámetros para medir la novedad siguen siendo los mismos. ¿Será tan importante ser lo nuevo? Probablemente sí. La idea de originalidad a veces nos vuelve demasiado locos. Pero todos sabemos que, muchas veces, lo nuevo no está ahí, en lo novedoso, sino en lo que ya estaba. Lo nuevo puede ser una mirada diferente, otra forma de leer, una combinación inesperada. Eso también es nuevo.
Cuando pienso en lo nuevo pienso también en todo lo viejo, en dónde puedo ponerlo para renovarlo. Pienso, además, cómo puedo hacer ingresar lo novedoso, que es un ancla que nos fija sobre un momento y un lugar concretos, pero que también puede ser el punto de partida para despegar. Lo nuevo suelo ponerlo en el medio, en todos los recursos nuevos que me da. Pero también me gusta ponerlo en el centro, en el núcleo generador. A veces más y a veces menos, pero me gusta. Me gusta que el texto funcione como funciona lo nuevo: llenándose de cosas viejas y aportando una novedad estructural. Puedo escribir "redes sociales", puedo escribir como se escribe en las redes, y también puedo construir un poema que funcione como funcionan ellas. Puedo copiarle a lo nuevo esa manera de funcionar, esa manera de ser nuevo.
Tal vez eso es nuevo. Tal vez no.